Aquello que no vemos y no se puede tocar es siempre un misterio, el sentido del olfato es uno de los primeros a desarrollar y desde mi punto de vista el más potente de todos.
La conexión con el hipotálamo es directa, los aromas nos conectan con imágenes que nos pueden gustar o producir rechazo de manera inconsciente que están relacionadas con las vivencias desde la más temprana edad.
En mi investigación sobre los aromas estudié olfactoterapia, los aceites esenciales, son la concentración de las propiedades olfativas y vibraciones de las plantas. Son muy poderosos y tiene grandes poderes de transformación a nivel sanador.
En mis sesiones de Reiki usaba los aceites esenciales para potenciar y sanar, con unos resultados increíbles. No solo afectan a nivel olfativo también cambian nuestro campo vibratorio al ponerse en contacto con nuestra piel.
Siempre fui una amante de los perfumes, la capacidad de transportarnos a una vivencia vivida o a una nueva imaginada es mágica.
En concreto de la perfumería nicho, tiene ese lado artístico que me enamora. Deben ser mis orígenes mediterráneos que me conectan con este amor hacia las esencias.
La palabra perfume viene del latín “per fumum”, que significa “humarada o sahumerio.
En Sumeria, que era la civilización más avanzada y compleja del mundo en esa época fueron ellos los que desarrollaron por primera vez ungüentos y perfumes.
Egipto no tardó en tomar de los sumerios la idea de la cosmética. Los sacerdotes llenaban sus oraciones con perfumes ,que ellos mismos elaboraban, empleando olores fortísimos que favorecían la elevación del espíritu: mirra, resina de terebinto, gálbano, olíbano, ládano. Muy temprano por la mañana, cada sacerdote procedía al aseo de las estatuas divinas untándolas con ungüentos y maquillando sus rostros y los de las estatuas. Así creían obtener la protección de los dioses y se aseguraban el paso al más allá. Justamente esta creencia es la que explica la práctica del embalsamamiento: conservar intacto el cuerpo en sustancias imputrescibles y perfumadas para entrar así al cielo de los egipcios.
En la tumba del faraón Tutankamon se hallaron más de tres mil botes con fragancias que aún conservaban su olor a pesar de haber permanecido enterradas por más de 30 siglos. Las mujeres de la alta sociedad acostumbraban a ponerse debajo de las pelucas que habitualmente llevaban, unos conos fabricados con grasa de buey impregnada de diversos perfumes.
Frasco de alabastro donde guardaban el perfume, el vaso de nuestras velas evocan este tipo de envase.
Por el mediterráneo llegaron estos rituales a Roma, las damas romanas tenían una forma bastante particular de perfumarse hacían llenar la boca de sus esclavas con perfumes para luego ser espurreadas en rostro y cuerpo. Una especie de vaporizador humano.Pero en Roma no sólo las personas se perfumaban. Antes de la batalla o en los regresos victoriosos, se humedecían los estandartes de las legiones con fuertes fragancias y también era común perfumar salones, vestidos, teatros, armas y hasta los animales, sin mencionar cualquier ceremonia religiosa, casamiento o entierro.
Los árabes supieron asimilar y perfeccionar mejor que nadie los conocimientos de las culturas que los precedieron.
Utilizando alambiques para destilar alcohol como soporte de las esencias, elaboraron refinados perfumes como el almizcle, la algalia y el agua de Rosas, por nombrar los más amados y requeridos en toda la Edad Media.
Florencia y Venecia fueron las capitales del perfume. Al morir la alquimia en pos del nacimiento de la química, el arte de la perfumería evolucionó notablemente al mejorar la destilación y la calidad de las esencias. Empleando técnicas orientales, en Venecia produjeron los primeros frascos de vidrio soplado. Alli empezó a tomar gran valor la profesión de nariz .
La moda imponía el uso de guantes y estos debían estar perfumados. Grasse, un pequeño pueblo al sur de Francia, los fabricaba en grandes cantidades y sus guanteros decidieron entonces perfumarlos ya en la fábrica. Para eso comenzaron con el cultivo de lavanda, jazmín, mimosa, naranjos, rosas… En la actualidad, Grasse cuenta con más de dos mil quinientos técnicos dedicados exclusivamente a la industria del perfume. Aunque yo intuyo que los orígenes del cultivo de flores en estas tierras viene desde la época que Maria Magdalena estuvo por esa zona compartiendo sus enseñanzas, ella usaba los aceites esenciales. Ya os contaré esta historia más adelante.
Las esencias de nuestros perfumes provienen de Grasse, un precioso pueblo en una pequeña montaña en la provence Francesa, muy cerca de Cannes y Niza. Debido al microclima se pueden cultivar flores casi todo el año.
Es la cuna de las esencias del perfume, todas las grandes marcas usan sus flores para la elaboración de sus perfumes.
Los narices elaboran los perfumes usando unas pirámides que mezclan entre notas de salida, notas de corazón y notas de base. Suelen haber unas 15 notas en total, las primeras notas duran unos 10 minutos, luego las de corazón unos 20 minutos para quedarse las de base durante horas.
Estas combinaciones de esencias que van creando un solo perfume donde van bailando unas notas con otras. A mí me gusta visualizar el perfume como un baile, donde vas bailando con unas, con otras para al final acabar con aquellas notas que se quedarán el resto del baile.Nuestras velas tienen este tipo de composición.
Aquí comparto alguna imagen de las flores que se cultivan en Grasse.
Campos de lavanda
Campos de rosas.
Jazmines
Mimosas, en la ruta de la mimosa.
Los perfumes nos transportan al pasado, nos hacen soñar o nos descubren nuevos universos. Esta magia invisible nos hace viajar y volar, a mí me tienen enamorada por eso he querido compartir mi pasión por ellos.
Espero que vuestros hogares estén ricamente perfumados y que podais disfrutar de las flores que regala la tierra en estos días.
Feliz dia a todos.